10 Momias tatuadas con un look más cool que tú


¿Cómo se hace una momia?

“El tiempo lo destruye todo. Lo más sorprendente es cuando algo vivo, algo hecho de materiales orgánicos, nos llega desde la antigüedad.”
La momificación es el proceso que conserva un cadáver mediante el uso combinado de procesos físicos y químicos (Jackowski, 2008). La momificación se puede realizar de forma natural en condiciones ambientales específicas o de forma artificial mediante el uso de diversas intervenciones. Los restos humanos momificados artificialmente proporcionan ricas fuentes de información sobre la cultura de una comunidad (Lynerrup, 2009 ; Cecchetto, 2017).

Tatuaje: expresión cultural milenaria

En la vida y en la muerte los tatuajes y el arte corporal perduran. Los tatuajes antiguos se usaron por muchas de las mismas razones por las que se usan hoy, y no es una tradición que desaparezca con las momias.
En Egipto, Anne Austin, arqueóloga de la Universidad de Misuri-San Luis, ha encontrado docenas de tatuajes en momias femeninas, incluidos jeroglíficos que sugieren que los tatuajes estaban asociados con adoraciones a deidades y la curación. Esta interpretación desafía las teorías de los hombres académicos del siglo XX de que los tatuajes femeninos eran simplemente decoraciones eróticas o estaban reservados para las prostitutas. Las futuras investigaciones de los tatuajes ayudarán a los arqueólogos a entender mejor el lenguaje visual primitivo de la humanidad.

La ornamentación corporal es una manifestación artística cultural en muchas sociedades del mundo, siendo una de sus principales funciones, la identidad social (Vela, 2010). Se puede decir que hay dos tipos de adornos corporales: existen los permanentes: escarificación, tatuajes, perforaciones, mutilación dental, modificación cefálica, entre otros. Y los temporales: vestimenta, tocados, pintura corporal, maquillaje, joyería, entre otros.

Estas prácticas pueden dar significado a la identidad individual o colectiva y a veces son practicadas desde el nacimiento. ¡Y aún así hay quienes piensan que el tatuaje es una moda actual!

La realidad es que esta forma de arte es casi inherente al humano y su historia cultural, social y evolutiva; es una de las prácticas más antiguas de modificación -y apropiación- corporal, presentada en múltiples contextos históricos, culturales y sociales. 
Los estudios sobre antropología cultural han destacado la relevancia del tatuaje como símbolo de la cultura, estilo de vida y los sistemas de creencias humanas.
La realización de tatuajes en las diferentes sociedades obedece a diversos factores, sean el estatus social, el ostentar un cargo importante dentro de la sociedad, la representación religiosa o como parte de adornos corporales. La aplicación de tatuajes sobre el cuerpo obedece a la necesidad de que sean visualizados por todos los miembros de la sociedad, sea como un mecanismo de dominación, culto, admiración o simplemente respeto.
Hasta el momento se sabe que los primeros tatuajes que existieron en la humanidad se sitúan en la época del neolítico hace 5,300 años, lo que convierte al tatuaje en una expresión cultural milenaria que nos ha acompañado durante toda nuestra historia.
En la antigüedad, las funciones del tatuaje fueron muy diversas:
  • Señal de riqueza
  • Símbolo de devoción religiosa
  • Transición de la juventud a la adultez
  • Distintivo de un clan o tribu, medio de identificación personal
  • Forma de demostrar valor/virilidad
  • Estímulo de atracción sexual
  • Talismán para alejar los malos espíritus
  • Parte de ritos funerarios
  • Diferenciar la mujer casada de la soltera
  • Fines curativos
  • Muestra de amor
  • Identificar esclavos, marginados y convictos
- Riesfield, 2004

Jorge Gómez-Valdés, doctor en Antropología por la UNAM, afirma que, aunque las culturas van cambiando, evidencias antiguas de la práctica de pigmentación subcutánea y permanente, con un sentido social, simbólico y mágico, se han encontrado en todo el mundo, aunque los ejemplares a los que se les ha prestado mayor interés proceden de Europa, Asia y el norte de África (en Egipto se han recuperado infinidad de cuerpos antiguos tatuados).

También los tatuajes y otras formas de modificación corporal son prácticas que se han registrado en diferentes sociedades americanas en diversos periodos de tiempo. El tatuaje más antiguo en Sudamérica ha sido reportado en momias Chinchorro de 6,000 años de antigüedad. En los Andes peruanos, se cuentan con algunos registros en culturas posteriores como Chimú, Chancay y Chincha quienes practicaron el tatuaje entre los 800 a 1400 d.C.

Se ha reportado también el hallazgo de varias momias tatuadas del periodo Intermedio Tardío (1000-1200 d.C) halladas en Huacho, al norte de Lima. De la misma época corresponde una momia tatuada hallada en Huaura. Además del hallazgo de una mujer con tatuajes conocida como "la Señora de Cao" del periodo Moche temprano (200-800 d.C) hallada en la costa norte del Perú. Del extremo sur peruano se conoce el hallazgo de una momia tatuada de la Cultura Chiribaya Alta (Pabst et al. 2010). Los tatuajes Paracas han sido reportado previamente por Stewart (1943) y Tello & Mejía (1979), quienes describen el hallazgo de varios tatuajes de color azul y negro, siendo los diseños más frecuentes aquellos que corresponden a aves, estrellas y peces, encontrándose generalmente estos en el antebrazo, piernas y tórax.

Los ejemplos más antiguos que sobreviven son los tatuajes de la momia alpina Ötzi (cuarto milenio antes de Cristo), cuya piel fue preservada por el hielo de los Alpes tiroleses. Le siguen los tatuajes de las Momias de Gebelein que son casi contemporáneos con Ötzi (3370-3100 aC) y, por lo tanto, se les puede considerar también como unos de los primeros tatuajes de los que tenemos registro..
"Espera, ¿esos son tatuajes? “El cuerpo humano se descompone naturalmente, pero aquí estamos con personas o animales que no siguieron esos procesos naturales. Hubo una intervención del medio ambiente o de la cultura que los ayudó a sobrevivir durante siglos o milenios, y muchos sobrevivirán mucho después de que tú y yo nos hayamos ido". 
- Heather Gill-Frerking, directora de ciencia y educación de “Momias del mundo”
En este artículo daremos un vistazo a la historia a través de los ojos de 10 momias que seguro tienen más tatuajes que tú.

*El orden es cronológico: de la momia tatuada más reciente a la más antigua.



No. 10  Appo Anno

Cultura: Ibaloy
Ubicación: Nabalicong, Benguet, Filipinas
Momento histórico: 1100–1300 d.C.
Antigüedad: 922 años
Posición social: Líder y protector de su aldea

En Filipinas, los historiadores atribuyeron la práctica de la momificación artificial a los ibaloi, uno de los pueblos indígenas de la provincia de Benguet en la región de la Cordillera del norte de Luzón. Se sabe que son adoradores de espíritus tradicionales de la antigüedad. Una parte significativa de sus prácticas tradicionales era preservar a los muertos (localmente denominado shilus ni minatay ) ( Anacin, 2015 ). Para la comunidad Ibaloi, la preservación física del cuerpo es necesaria para que los miembros muertos de la tribu permanezcan en el grupo mientras sus espíritus se unen con los dioses ( Picpican, 2003 ; Datar et al., 2016 ). La comunidad practicaba la momificación tradicional Ibaloi hasta finales del siglo XIX ( Keith, 1981 ).

Tatuajes de Appo. Foto: My Artworld and Media Newseum 

Según relatos locales, esta práctica comenzó con Apo Anno, un antepasado Ibaloi venerado como un semidiós que vivió entre 1100 y 1500 dC (Deter-wolf et al., 2016). 

Según los relatos locales, una diosa de la montaña instruyó a Apo Anno a seguir pasos específicos para preservar su cuerpo para que su espíritu pudiera unirse a los dioses (Pelila, 2020). Se cree que Apo Anno, cuyo cuerpo fue enterrado en una cueva funeraria en Buguias, provincia de Benguet, es la primera momia de fuego de la historia (Picpican, 2003). La historia de Apo Anno se convirtió en la base de la momificación tradicional Ibaloi. Desde entonces, los lugareños y los investigadores han informado de momias de fuego Ibaloi en la ciudad de Baguio y Buguias, Kabayan, La Trinidad y Tuba en la provincia de Benguet (Datar et al., 2016).
Los historiadores acuñaron el nombre de 'momia de fuego', a veces llamada momia Ibaloi o Kabayan, y conocida localmente como meking, debido al proceso de quemar madera alrededor del cadáver Ibaloi sentado en una 'silla de la muerte' -Picpican, 2003
Apo Anno es pues, una de las momias más famosas y veneradas de Filipinas y entre la gente Kankanaey de la Cordillera, su leyenda cuenta:

Apo Anno, fue un líder tribal en la provincia de Benguet, era hijo de un cazador llamado Togtogaka del siglo XII que vivió hasta una edad madura de 250 años, mientras que su madre fue Kuyapon, un Tomongao (espíritu de la montaña) que tomó forma humana durante el tiempo en que Apo Anno fue concebido. Sin embargo, el padre de Kuyapon rechazó al niño debido a su olor humano, por lo que Kuyapon se lo entregó a Togtogaka para criar al niño. Togtogaka tomó a su hijo y lo llevó a casa con su esposa, con quien no podía tener un hijo. Ambos criaron al niño como propio y, por lo tanto, Anno fue visto como un regalo para la pareja sin hijos por la diosa.

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Tatuajes en la espala de Appo
Se cuenta que era el protector de su aldea, pero a la vez un hombre pacífico que no quería hacer guerras. Los aldeanos y las otras tribus lo respetaban mucho.
Al morir, su cuerpo fue momificado por los Kankanaeys y vestido con su atuendo de jefe tribal antes de ser colocado en su ataúd de madera. Estaba muy tatuado, lo que en su tribu le confería la marca de un cazador y guerrero de gran estatus. Cuando lo encontraron, estaba en una posición sentada con los brazos levantados hasta la cara como un hombre rezando al cielo.

Fue enterrado dentro de una cueva debajo de una ladera rocosa en Nabalicong, Benguet. Allí permaneció en completo silencio y soledad durante 600 años hasta que Hans Meir, un hombre de origen europeo, se encontró con la momia en 1885, luego su cuerpo momificado fue robado por un ladrón de tumbas entre 1918 y 1920 y así, su paradero permaneció desconocido durante varios años.

Desde el momento en que desapareció, la tragedia golpeó a la región. Se creía que su espíritu disgustado fue el causante de fuertes lluvias y deslizamientos de tierra que devastaron la zona. Algunos residentes creían que la región había sido maldecida por sequías, terremotos y hambrunas desde que la momia de Apo Anno fue saqueada.

Su cuerpo apareció brevemente en un carnaval en Manila en 1922 y por alguna razón, coincidentemente o no, cayó un fuerte aguacero. 

Terminó como parte de un espectáculo secundario en un circo y cambió de manos varias veces. Existe evidencia de que también lo enviaron a Estados Unidos donde lo exhibieron el 8 de agosto de 1976, en un museo en Seattle, Washington, ésto según Linda De León en su artículo "Las momias de Benguet" publicado en “El Panorama de Filipinas”, después, desapareció de nuevo.

En 1984, una momia apareció en una tienda de antigüedades y un mambunong (sacerdote de la tribu Benguet) la identificó como Apo Anno. Finalmente, el propietario y coleccionista de antigüedades donó el cuerpo tatuado de Appo Anno al Museo Nacional de Filipinas.

El cuerpo momificado de Apo Anno es ahora un tesoro nacional declarado de Filipinas y parte de su historia y cultura. Foto: My Artworld and Media Newseum 

Años después, en mayo de 1999 fue devuelto a la gente de Benguet. Se le realizó un ritual de entierro y una gran fiesta que duró tres días. Al final de la fiesta, un arco iris apareció repentinamente en el cielo como si éste simbolizara el regreso triunfal de Apo Anno a su tierra. La momia fue sellada oficialmente fuera de la vista del público, donde hoy por hoy puede descansar en paz.




09 Las Momias de Chancay

Cultura: Chancay
Ubicación: Cerro Colorado, Perú
Momento histórico: 1000-1470 d.C.
Antigüedad: 1,020 años
Posición social: diversas

La importancia de estas momias radica en que se trata de más de 50 individuos con tatuajes. Corresponden al Periodo Intermedio Tardío y se encontraron individuos de sexo tanto masculino como femenino así como de diferentes edades, con diversidad de motivos elaborados principalmente en colores negro, azul y rojo. 

La práctica del tatuaje era una actividad muy difundida en la población realizada en ceremonias religiosas.

Se asume que los tatuajes fueron elaborados utilizando pigmentos animales y minerales y que su elaboración estuvo relacionada con el mundo natural circundante y el mundo sobrenatural de los muertos, como una forma de culto a los ancestros.
Durante el análisis forense del material excavado en Cerro Colorado se contaron 71 cuerpos momificados, que presentan múltiples tatuajes. Sus diseños incluyen peces, aves, cabezas de felinos, figuras geométricas y motivos marinos. A pesar de que se nota la preferencia por tatuarse los antebrazos y las manos, en varios casos los tatuajes se encuentran también en otras partes del cuerpo, como la cara.

Los análisis forenses de identificación y registro de los cuerpos momificados que poseían tatuajes, permiten proponer interpretaciones tentativas sobre la significación. Hasta este momento no se nota ninguna dependencia entre los tatuajes y el estatus social o la condición biológica. Es posible que sus tatuajes poseían tanto una función ritual como decorativa, complementando ornamentación del cuerpo y transmisión de información o conocimientos.


En la muestra analizada, las mujeres se tatuaban en mayor proporción (63.3%) . Se le confería a los tatuajes funciones protectoras y mágicas. Se relacionaban con las deidades, algunas marinas y otras de los cerros (representación de los triángulos): apus o jirkas. Las mujeres presentan diseños de peces, aves marinas, dos bandas paralelas, uñas pintadas y limadas.

Casi el 72% de individuos que presentan tatuajes tienen más de 30 años de edad, es decir se trata de personas en edad adulta. Sin embargo, también hay evidencias de niños con tatuajes.

Los pigmentos utilizados para la elaboración de los tatuajes eran de origen natural, siendo estos animales, vegetales y minerales (que existían en los alrededores del valle de Huaura), para lo cual eran mezclados con mordientes naturales. La aplicación de los pigmentos en la dermis corporal era de manera estable y fija, utilizando agujas elaboradas de espinas de cactus (principalmente la huallanca), que crecen mayormente en el valle medio (yunga).

Para introducir el pigmento se ejecutaban pequeños cortes, los cuales formaban el diseño; después se frotaba la herida con hollín para obtener el tatuaje. Los pigmentos con que se elaboraban los tatuajes eran de varios colores: negro, azul, verde, blanco, rojo y en poca proporción el amarillo. 

Muchos de los motivos decorativos que se presentan en los tatuajes los encontramos también en los textiles y la cerámica de la cultura Chancay. Por ejemplo, la presencia de diseños de círculos con puntos concéntricos es el tipo de decoración del estilo cerámico Lauri Impreso de la cultura Chancay (van Dalen, 2008, p. 78) y del estilo Quillahuaca, de la zona altoandina de la cuenca del río Huaura (Krzanowski, 1986, 1991; Krzanowski y Tunia, 1991).

La observación bajo el microscopio óptico permitió identificar que, en el 45% de los casos, los tatuajes fueron ejecutados en un tiempo corto antes de la muerte. Las heridas creadas por el especialista en aplicar tatuajes no consiguieron curarse, quedándose abiertos al morir, lo que se pudo observar por la momificación de los cuerpos. 

Es así que identificamos que los Chancay usaron dos métodos para tatuar: El primero ejecutando cortes en varias direcciones hasta obtener la forma deseada del tatuaje, para finalmente introducir el pigmento. El segundo método, no tan popular, era picar la piel en varios lugares para obtener puntos concéntricos e introducir el pigmento. En el laboratorio se pudo observar que el principal producto utilizado para obtener el color era el hollín, del cual se utilizaba el color negro y sus variantes. Para obtener los otros colores se utilizaban otros pigmentos, como el cinabrio para el color rojo.


Los cuerpos tatuados están fechados entre los siglos XII y XV. Con los resultados obtenidos con los análisis de C14 se corrobora que todos los individuos tatuados analizados vivieron durante el Periodo Intermedio Tardío, es decir, corresponden a individuos de la cultura Chancay, desarrollando la aplicación de estos pigmentos desde el año 1180 d.C.

Sobre la funcionalidad de estos tatuajes, se aplicaba a personas que además de desarrollar las actividades económicas cotidianas, como la pesca y la agricultura, desarrollaban otro tipo de actividad religiosa y/o mágica.
Las personas que se tatuaban eran chamanes, dedicados al culto, la magia y la medicina.
El chamanismo en esta zona se conserva hasta la actualidad, motivo por el cual Huacho es considerado tierra de brujos (denominación dada desde la Colonia), tradición que se mantiene viva desde épocas prehispánicas. En este sentido los Chancay buscaron representar en sus cuerpos esta sabiduría ancestral con la simbología utilizada y venerada en sus actividades religiosas, mágicas y de curanderismo.

El curanderismo es un remanente moderno de la fuerte y antigua tradición mágico-religiosa del Wakanismo profesadas por todos los pueblos andinos previo a la llegada de los europeos, muchas veces sincretizadas con las prácticas religiosas occidentales modernas y el chamanismo. Su antigua práctica se encuentra presente en miles de sitios sagrados, en el arte textil, en sus fardos funerarios, en la cerámica antropomorfa de centenas de culturas y en los símbolos decorativos relacionados con su cosmovisión y en documentos coloniales de la zona; y su amplia difusión moderna es evidente en los testimonios etnográficos contemporáneos.

Sin embargo, faltaba definirlos en los entierros humanos, para caracterizar mediante análisis forenses, las características de estos hombres y mujeres.Los hampicamayoc, mal llamados sacerdotes, eran médicos andinos que viajaban a lugares distantes a curar enfermos y buscar plantas medicinales o “poderosas” en los bosques interandinos o guarguar para la cura de los males psicosomáticos.

Estos individuos eran principalmente mujeres que tenían un conocimiento sistemático y empírico de la farmacopea y fitoterapia con la que curaban diversas enfermedades. En la actualidad, los hampicamayoc, a pesar de la intensa persecución colonial de los extirpadores de idolatrías, resistieron transformados en brujos, curanderos, hechiceros y chamanes, siendo la ciudad de Huacho uno de los centros notables de la “cura andina”.

Según Waldemar Espinoza, en el Tawantinsuyu habían ayllus o comunidades donde sus hampicamayoq eran famosos, tenían prestigio y amplia experiencia, sus profundos conocimientos de la terapia rebasaban las fronteras locales y daban renombre a la región como en el caso de Huacho, los Callahuayas del Collao, los curanderos de Coayllo, los de Cachiche en Ica, los Huaro al sur del Cusco y los de la sierra de Huancabamba, Piura, entre otros. Sobre el género, este investigador revela que ambos sexos ejercían la medicina por igual y pertenecían al campesinado o Hatun runa. Además, el origen de las enfermedades u onqoy era dual, la primera causada por la brujería, hechicería o Hampis, motivados por las rivalidades locales y/o conflictos interfamiliares y la segunda por transgredir el espacio de los seres sobrenaturales.

A las primeras, muy frecuentes, se les reputaba como curables debido a la habilidad de otros hampis o curanderos. En cambio, la segunda se debía a la ira divina, principalmente la Pachamama o tierra y la Luna cósmica o Si, Shi o Quilla y sus acólitos, los espíritus de los cerros, huancas y fenómenos geográficos que “robaban” o “capturaban” la sombra, el espíritu o camac de los campesinos.

Una de las formas de muerte era el envenenamiento provocado por la venganza y/o envidia ante un éxito ajeno. Los males y decesos desatados por la conducta humana era culpada al hampicamayoq de la aldea exitosa. Con la enfermedad o muerte de un campesino se pensaba que su espíritu o cama quén había sido capturado por un ente sagrado o un hampicamayoq rival, usando una ropa interior, collar o chaquira, pelo, uña o imagen.
Hay dos tipos de hampicamayoq: los curanderos, hampi o camasca y las hechiceras, maleras o laicca. A quienes denominamos warmi-hampicamayoq. Los cerros malos y determinados parajes asociados a estas mujeres tatuadas causaban el susto o jani que implicaba la pérdida temporal de la vida, desmayos y vómitos. 
La autosugestión de esta psicopatología provoca flujos de vientre, sensación de frío, excesiva secreción salival, inapetencia y adelgazamiento, entre otros. Un buen hampicamayoq logra curar el jani mediante prácticas mágicas (Camino, 1992; Espinoza, 1997). En la década de 1970s, Fernando Cabieses publicó la cerámica del catálogo de Sawyer identificándola como una “hechicera” con el cactus San Pedro o huachuma (Trichocereus pachanoi) en la mano izquierda, publicando esta pieza junto con la cerámica Cupisnique de Larco y otras siete en su libro Dioses y Enfermedades: la medicina en el antiguo Perú.
En la sociedad Salinar y la tradición Moche destaca a una mujer encapuchada sujetando el cactus San Pedro en su mano izquierda donde expone el tatuaje de dos líneas. Su capucha posee antecedentes formativos entre Cupisnique y Chavín, y persiste hasta la sociedad Lambayeque y afirma que esta mujer es una curandera.
Concernientes a los dedos doblados y el pulgar prominente de la iconografía y de los difuntos tatuados de Cerro Colorado hay algunas explicaciones para gestos de los personajes encapuchados. Donde el índice extendido y el pulgar flexionado pudiera ser la acción de mochar (soplando un beso), un gesto prehispánico de veneración para objetos y sitios sagrados y se realizaban con la mano izquierda. El pulgar arqueado e índice extendido pudiera también ser un t´inka, la posición usada hoy en día para realizar aspersiones de líquidos en ritos indígenas de curación, fertilidad y purificación. Son gestos relacionados con el curanderismo, parte del wakanismo y sabiduría popular que se transmitían de una generación a otra y relacionado con escenas del sacrificio a los cerros.

Dato Curioso: En la época Moche la artesanía textil probablemente fue más secular y empresarial que lo que fue en el caso de los incas. Durante la sociedad Chimú (900-1470 d.C.) habían vírgenes dedicadas al culto lunar que se compara con las acllas del Cuzco. Además, el tiesto de una mujer con capucha de la mesa del curandero Eduardo Tuno es designada como “la señorita”. Esta figura parece tener un significado asociado con las lagunas de la sierra de Piura, dado que Polia documenta una sociedad clandestina de mujeres no casadas en las punas cerca de Las Huaringas, durante la época colonial. Estos lagos eran lugares de iniciación de los Hampicamayoq. Entre las tejedoras de Puemape y Pashash, nos preguntamos si se trata de una “hermandad” de mujeres sabias al servicio de la sociedad, que persisitió bajo una variedad de estructuras socio-politicas desde el periodo Formativo hasta la época Colonial. Esas mujeres adquirieron cierto poder politico y grado de libertad sexual por lo menos al tiempo de la conquista española, refrendado por la presencia de “cacicas” o capullanas durante el Periodo Colonial Temprano, debido a la presencia de un manto o capucha que cubría toda la cabeza. También usado por las monjas y curas coloniales.

Para entender la función social del tatuaje de Cerro Colorado es necesario realizar un estado de la cuestión, más amplio y comparativo al realizado en los antecedentes. Stewart (1943), al analizar un grupo de momias Paracas, observó tatuajes en la momia 234 de Warikayan, femenino adulto y cuyos diseños aparentemente consistían en pares de puntos sobre brazos y piernas. Tello y Mejía (1979) señalaron que el tatuaje es un rasgo cultural de Paracas, basándose principalmente en la observación de momias de primera categoría de Warikayan e indican que los diseños más frecuentes corresponden a aves, estrellas y peces, localizándose en el antebrazo, piernas y tórax, pero nunca en la cara ni en la espalda.

Además, señalan que el tinte empleado es de color azul y negro. Allison (1981) examinó la piel de 343 momias buscando evidencias de pinturas y/o tatuaje. Estos individuos pertenecieron a once grupos culturales, que habitaron en la Costa Peruana y el Norte de Chile. Cinco culturas usaron pinturas faciales con pigmentos rojos como los Chinchorro, Paracas, Nasca, Moche y Chincha, caracterizado por la abundancia de implementos personales ostentosos, pero el tatuaje se redujo a dos culturas, Ica y Casma-Chimú, con una posible joven Inca.
Concluyeron que la pintura facial se encontró en culturas altiplánicas y costeras, pero el tatuaje, en muchos casos con motivos del desierto y del mar, se observó solamente en culturas costeras. Sugiriendo que el diseño y los detalles del tatuaje servían para distinguir el rango y la asociación con algunas culturas.

La edad de los individuos con tatuajes en un 72% es superior a los 30 años, siendo al parecer restringido para los individuos en edad adulta. 

La aplicación de los tatuajes estaba a cargo de personal especializado, quienes gozaban de cierto estatus en la sociedad Chancay. Las personas que se aplicaban tatuajes estaban dedicadas a la actividad religiosa (hampicamayoc), lo cual perdura en esta región hasta la actualidad.
Las antiguas mujeres huachanas o Warmi-hampicamayoq eran las que se tatuaban en mayor proporción, en el dorso de las manos y brazos izquierdas, infiriéndose que el tatuaje per se tuvo la función de magia, poder y temor.
Manos tatuadas de una momia de Chancay
Manos tatuadas de una momia de Chancay

Este poder dual era el modelo enq´a-onqoi (bienestar-enfermedad), generado por los espíritus de las acequias y cerros representados por dos líneas paralelas y triángulos, respectivamente, y otros por los espíritus de los difuntos y huacas de deidades marinas (a través de redes o llukuska y volutas yarqhas).

Para ejecutar el tatuaje, primero escogían el lugar del cuerpo, según el género, y luego, diseñaban en la piel con el motivo escogido. Segundo, ejecutaban pequeños cortes mediante cuchillos metálicos finos sobre el diseño; tercero, introducían el pigmento negro de cenizas vegetales o tile mediante agujas finas calientes; cuarto, se cubría toda la herida con hollín y al cabo de una semana se lavaba la zona trabajada y quedaba nítido el diseño. Para soportar el dolor, las mujeres eran embriagadas. Estas cenizas vegetales llegaban probablemente de la Costa Norte en la estación de verano y tuvo gran demanda en los tiánguez o mercados andinos.

En Sudamérica se han encontrado evidencias de momias con tatuajes en culturas altiplánicas costeras como Chimú-Casma e Ica en Perú, siendo la cultura Chimu-Casma la que puso el mayor énfasis en los tatuajes.
Según un estudio realizado por Allison, el 43 % de su población adulta estaba tatuada, y donde se pudo determinar al menos seis diseños diferentes, consistentes en puntos, líneas o bandas, figuras geométricas, artefactos tales como puntas de proyectil, cuchillos, puntas de arpón; fauna estilizada como ballena, patos, lagartos por mencionar algunos ejemplos.
Entre las momias encontradas en Ica (Perú) se observa que los diseños tatuados son simples y consisten principalmente en puntos, líneas y rara vez se observan figuras geométricas a modo de brazalete. Estas culturas se ubican en el siglo 13 d.C. aproximadamente.

Pobladores del asentamiento humano Los Pinos en el distrito de Santa María, provincia de Huaura, hallaron la momia de una mujer cuando realizaban labores de rescate de restos arqueológicos.

Acompañados del arqueólogo y director del proyecto de rescate arqueológico Cerro Colorado, Ronald Rodríguez Huaynape, los moradores del lugar encontraron los restos momificados de una mujer de la cultura Chancay en perfecto estado de conservación.

La momia de Chancay fue hallada con vestida de color negro y con varios tatuajes por todo el cuerpo. También se rescataron cerámicas, cuchimilcos, restos óseos y cientos de momias, muchas de ellas en un buen estado de conservación.



08 El Hombre Tatuado de Huacho

Cultura: Chancay
Ubicación: Huacho, Perú
Momento histórico: entre los siglos X y XVI dC.
Antigüedad: 1,112 años
Posición social: Curaca Chamán

El Señor Tatuado de Huacho, fue descubierto por el arqueólogo Dr. Arturo Ruiz Estrada en 1981 entre el puerto de Huacho y el barrio de Amay.

Fue un antiquísimo Curaca Chamán de linaje huachano. Medía 1.62 metros de estatura y vivió entre los siglos X y XIV dC. Durante este periodo, se desarrolló la cultura Chancay al norte de la ciudad de Lima, más específicamente entre los valles de Huaura y Huaral, sociedad que se dedicaba a la explotación agrícola, marina y al intercambio.

El Curaca, era el jefe político y administrativo del Ayllu que era una forma de comunidad social de la región andina sudamericana. El Chamán, es la persona que ejerce el chamanismo que es la capacidad de comunicarse con los espíritus y ancestros, de curar y de presentar habilidades visionarias y adivinatorias.

El Hombre Tatuado de Guacho. Foto: Museo Arqueológico - Vicerrectorado de Investigación
Se le han encontrado casi 50 tatuajes en la momia y fueron hechas con un fruto traído de la selva llamado Huito, estos tatuajes permiten conocer la posición social, religiosa y militar del hombre huachano (actual ciudad de Huacho).
El Dr. Henry Marcelo Castillo manifestó que en el pecho destacan dos círculos, el de arriba representa al sol y el de abajo la Tierra o Pachamama, en medio de ellos hay un felino que parece un puma, infiere fuerza, energía y luz, quizá un símbolo asociado al dios Vichama. Los tatuajes en el pecho hablan de una jerarquía chamánica, un tipo de medicina tradicional milenaria en Perú, que es practicada aún en nuestros días.

En la mitología peruana, Vichama es el dios de la muerte, hijo del dios del Sol, Inti. Su madre fue asesinada por su medio hermano Pachacamac. Para vengarse, convirtió a los humanos que había creado en rocas e islas, luego hizo aparecer tres huevos de donde nació una nueva raza de humanos.

También se pueden apreciar íconos de pelícanos, en referencia al dios de la fertilidad Waman Katax. Los tatuajes estilizados de peces en piernas y brazos se refieren a la energía y fuerza del mar y sus abundantes alimentos, pues los antiguos yungas, desde los habitantes de Caral, Bandurria, Huaricanga y Caballete, consumían mucho pescado, sobre todo anchovetas, mariscos y moluscos.


Estos tatuajes se realizaron con el tinte del huito (genipa americana), un fruto de la selva peruana, que resulta en un color azul oscuro. Se tatuaban realizando punciones con agujas de metal, instrumentos de madera o espinas fuertes.

Según los indicios arqueológicos asociados a las momias, el tatuaje en esta zona es de origen pre-inca y su práctica ocurrió entre los siglos X al XV de nuestra era y debió continuar hasta los primeros tiempos del colonialismo hispano

La tradición de los tatuajes en los chamanes también se manifiesta en la momia de La Señora de Cao, momia de la que hablaremos en seguida.

Pierna derecha tatuada

Se cree que los tatuajes permitirían conocer la posición social, militar y la campiña huachana. La mayoría de ellos eran hechos en los hombres, y en menor escala en las mujeres, aunque sobre sus motivos y funciones sociales aún falta un mayor estudio.

El Hombre Tatuado de Huacho actualmente se encuentra en las instalaciones del Museo Regional de Arqueología de la Universidad José Faustino Sánchez Carrión. Lamentablemente está en estado de desintegración, según arqueólogos expertos en el tema, debería ser de suma importancia frenar este deterioro a través de estudios y trabajos de conservación, rescatar y poner en valor esta joya patrimonial.




07 La Señora de Cao

Cultura: Mochica
Ubicación: El Brujo, Trujillo, Perú
Momento histórico: IV y V. d.C.
Antigüedad: 1,700 años
Posición social: Gobernante (se supone)

El espectacular hallazgo de una momia en Perú desconcierta a los investigadores: la joven, que murió hace unos 1.600 años, tenía tatuajes complejos y fue enviada a su último viaje con armas. ¿Era una guerrera noble?
Hace 16 años, sus restos fueron descubiertos dentro de la pirámide de Huaca Cao Viejo, recinto que había soportado los estragos de la naturaleza por más de 17 siglos.



La pirámide está ubicada dentro del actual Complejo Arqueológico El Brujo a 60 Km al noroeste de la ciudad de Trujillo, a 4km del pueblo de Magdalena de Cao en la provincia de Ascope, de la Huaca (templo) Cao Viejo en la costa norte de Perú, que además es un enclave ocupado desde hace 14.000 años.

La Señora de Cao se encontró en un mausoleo de dos recámaras y una tumba principal, en el marco de un entierro ceremonial y un impresionante grado de conservación en un fardo funerario.

Había sido enterrada en una sala de 275 metros cuadrados decorada extraordinariamente con murales que presentan la cosmogonía moche, en los que aparecen distintas divinidades como felinos y el pez life.

Estaba ataviada con una corona y rodeada de joyas y objetos de oro y placas de cobre, piezas de madera y otros ornamentos y diversos objetos cerámicos de carácter ceremonial y religioso. Además, fue sepultada con cinco acompañantes: dos sacerdotes, dos guardianes -que se consideran ofrendas- y una adolescente que se supone tuvo un rol importante en dicha ceremonia religiosa, La tumba también contenía algunas armas, incluyendo dos enormes garrotes de guerra.

La importancia del descubrimiento de la Señora de Cao supone un cambio radical a la visión que se tenía de la mujer precolombina y su relevancia en las altas esferas del poder político, religioso y cultural; poniendo a la mujer en un sitial de liderazgo al que no se le había contemplado hasta el momento de su hallazgo. Cambió muchos paradigmas que se tenían sobre las mujeres en la cultura preincaica no solo por todas las ofrendas encontradas en su tumba, sino por la gran cantidad de tatuajes que llevaba en diferentes partes de su cuerpo.
Considerada la mujer más poderosa del Antiguo Perú, la Señora de Cao sigue maravillando y escondiendo secretos 16 años después de que su descubrimiento hiciera que se reescribieran los libros de historia y el rol de las mujeres en las civilizaciones prehispánicas.
"Fue un hito para Perú y para el mundo entero", según el arqueólogo peruano Régulo Franco, quien junto a la Fundación Wiese dio a conocer al mundo en 2006 el hallazgo de la Señora de Cao, la primera mujer conocida con absoluto poder dentro de la civilización moche. Durante 1.700 años esta mujer con un rango casi semi-divino estuvo oculta en su fastuosa tumba. Cuando desenterraron su fardo funerario, que pesaba 120 kilos, ninguno de los arqueólogos podía intuir que el personaje dentro de las 25 capas de telas, finos tejidos, gasas, algodón y placas de cobre que envolvían a esta momia era una mujer.

"Era un misterio quién se encontraba dentro hasta que meses después nos dieron la feliz noticia que se trataba de una mujer. Ahí cambió la historia. Empezamos a darnos cuenta que las mujeres sí tenían un rol fundamental en el desarrollo de las sociedades del Antiguo Perú" - Régulo Franco.
Hasta ahora aún se desconocen los motivos que llevaron a esta joven mujer gobernante, que tenía sólo 25 años y una estatura de 1.48 metros en el momento de su muerte, a ocupar el lugar más prominente de la civilización moche y dominar en lo político, administrativo y religioso todo el valle del río Chicama en torno a los siglos IV y V. d.C.
En su apogeo pudo ser coetánea de otros grandes gobernantes moches, entre ellos un antecesor del Señor de Sipán, cuyas tumbas reales, a las que se les ha comparado con Tutankamón por su suntuosidad, fueron descubiertas en 1987 por el arqueólogo Walter Alva en la Huaca Rajada, 170 kilómetros al norte de Cao Viejo.

El descubrimiento de la Señora de Cao ha sido comparado por importancia a la del Señor de Sipán, además de ser la única tumba de una mujer gobernante de toda América precolombina hallada hasta ahora.

De hecho, la tumba del Señor de Sipán estaba en un mausoleo fuera del templo. Por el contrario, la tumba de  La Señora de Cao está dentro del recinto del templo mayor moche y, considerando que los espacios arquitectónicos de este edificio eran sagrados, ésto le da una mayor categoría social y política a esta mujer.
 

El cuerpo se encontró en excelente estado de conservación, gracias a la sal del agua de mar con la que probablemente fue lavado y luego al cinabrio (sulfato de mercurio) con el que la ungieron en un largo ritual funerario.
Es posible apreciar en toda su magnificencia los tatuajes que adornan sus antebrazos, manos, piernas, pies y rostro con símbolos mágicos de serpientes, en señal de su poder religioso como curandera y posiblemente también como oráculo, y de arañas, por su destreza tejedora, ambos igualmente vinculados a la fertilidad de la tierra y el agua; también tiene tatuados jaguares, que simbolizan al animal lunar y figuras geométricas, que también fortalecen la idea de que se dedicaba a actividades espirituales, y otros oficios políticos-religiosos.
En las culturas precolombinas, los tatuajes eran marcas que podrían llegar a diferenciar a castas y clases sociales.

En el caso de la cultura Mochica, se ha reportado que la práctica del tatuaje era tan común entre hombres y mujeres que se ha llegado a pensar que posiblemente al menos 43% de la población pudo haber sido tatuada.

Se analizó la composición de los pigmentos que se usaron para realizar aquellos tatuajes en los laboratorios de Microscopía Electrónica de Barrido del Museo de Ciencias Naturales de Madrid. Se determinó que el tinte rojo era cinabrio, osea sulfuro de mercurio. En el área tatuada, se encontró óxido ferroso, con trazas de hierro elemental y otros elementos químicos, este pigmento le otorga un color negroazulado a la piel, y actualmente también se usa en cosméticos y productos de belleza. En textos sobre botánica prehispánica, se plantea que este tinte se puede encontrar en el jugo de los frutos inmaduras de la “jagua”.

Se cree que estos tatuajes mochica fueron hechos con distintos tipos de objetos tales como espinas de peces, apéndices espinosos de conchas y plumas de loros, con los cuales se hacían punciones en la piel para introducir el color. 
Un dato sumamente interesante es la sospecha de que las mujeres eran las artistas que se dedicaban a estas labores.




06 La Momia Tolteca

Cultura: Mixteca
Ubicación: Cueva cerca de Camotlán, Oaxaca, México
Momento histórico: Posclásico (entre los años del 900 d.C. al 1521 d.C.) / 250 DC
Antigüedad: 1770 años
Posición social: de importancia, pero se desconoce con exactitud.

La Momia Tolteca, fue encontrada en 1896 en una cueva prehispánica en Santa Maria de Camotlán, distrito de Huajuapan de León, en el Estado de Oaxaca, México, era una mujer de entre 30 y 40 años con tatuajes de formas geométricas, líneas y grecas de color negro y azul en ambos brazos.

Al rededor del mundo, existen pocas momias tatuadas; los diseños implementados en el cuerpo de las momias aumentan el valor de estas porque es una forma de entender su origen, la cultura a la que pertenecía y el rango que ocupaba dentro de la población.

Una de estos pocos ejemplares se halló en México y fue bautizada como Momia Tolteca; sin embargo, se encuentra fuera del territorio nacional y se exhibe en el extranjero.

Pese a ser un hallazgo importante y único en México, existen insuficientes registros históricos sobre la Momia Tolteca tatuada. No obstante, se menciona que durante muchos años estuvo bajo el poder de don Ignacio Peralta, un habitante de Camotlán, en el municipio de Huajuapan de León, Oaxaca.

Se desconoce cómo llegó a sus manos, pero se especula que la consiguió con un traficante o que él mismo la encontró en una cueva y no dio aviso a las autoridades.

Pero, en 1889 el arqueólogo Leopoldo Batres acudió a la casa de don Ignacio para ver y estudiar a la momia tatuada, fue así que él la bautizó como Momia Tolteca.

Dibujo realizado de la primera momia antigua encontrada en México por Leopoldo Batres en 1889 en Comatlán, Huejapan de León #Oaxaca Se trataba de un hombre con tatuajes en ambos brazos. Fue llamada “momia tolteca” por los patrones de los tatuajes.

La momia fue obsequiada al arqueólogo Leopoldo Batres. Batres la llamó la Momia Tolteca, ya que al examinarla, descubrió que tenía dibujos característicos de esa cultura. Se cree que vivió entre el 900 y el 1521 d.C. y actualmente se encuentra en el Museo de Quai Branly, Paris, Francia.

Se puede decir que en vida, la Momia Tolteca fue un personaje importante de su comunidad ya que en la antigüedad, para poder ostentar tatuajes de tal calidad estética, quizás de tipo mágico-religioso y realizados con esa técnica, era necesario poseer cierta jerarquía dentro de un grupo.

El artículo de Batres señalaba que la Momia Tolteca tatuada pertenecía a una persona de sexo masculino porque, supuestamente, conservaba testículos y pene. Asimismo, se dijo que los diseños de sus tatuajes eran similares a dibujos encontrados en Teotihuacan.

Litografía en Leopoldo Batres, “Momia Tolteca” (1889).
Leboreiro Reyna; Foto: Museo de Quai Branly


Tiempo después, en 2013, se volvió a realizar un estudio de la Momia Tolteca tatuada, el cual estuvo a cargo de investigadores mexicanos y franceses.

Ellos dijeron que la momia tatuada data alrededor de 250 d.C., y que no es un hombre, sino de una mujer. Se realizaron análisis microscópico e imagenológico, por lo que pudieron ver que la momia tenía un ángulo subpúbico muy abierto, arcadas supraorbitarias mínimas y glándulas mamarias.

Los estudios para determinar su origen demostraron que el cuerpo data del año 250 d.C., por lo que probablemente los dibujos en su piel estén relacionados con las tradiciones oaxaqueñas de esa época.

Sin embargo, la Momia Tatuada Tolteca considerada como un tesoro de México, no se encuentra en el país, sino que actualmente se exhibe en el Museo de Quai Branly, en la capital de Francia. Al parecer, esto sucedió después de que se publicara el estudio de Batres, cuando un coleccionista poblano identificado como M.Ch. Baur se le llevó a París aparentemente con fines de científicos, allá fue adquirida (quizá con dinero de por medio) por el Museo Etnográfico de Trocadero y más tarde se integró a la colección del ya citado museo.

También de Mesoamérica, agregó el investigador de la Escuela Nacional de Antropología e Historia, se cuenta con evidencia de la práctica del pigmentado temporal o permanente del cuerpo: en figurillas de cerámica, murales, códices y crónicas en los que se describe que sus habitantes practicaron diversos tipos de modificación corporal.


Hay otras momias con tatuajes, aunque no prehispánicas, medianamente antiguas, provenientes de la región tarahumara. Diego de Landa, misionero español de la Orden Franciscana en Yucatán, documentó un marcaje en guerreros mayas como símbolo de haber salido avantes en una batalla.

Además del tatuaje y el pintado corporal, hubo otros tipos de alteración corporal en Mesoamérica. De la escarificación, evidencias en momias, cerámica, murales, códigos prehispánicos y crónicas sugieren que fue una práctica común ese tipo de incisión cortante intencionada que produce una cicatriz queloide.

También limaban sus dientes para modificar su forma: los hacían más aguzados o escalonados; los esgrafiaban con motivos horizontales, verticales e inclinados, e incrustaban en ellos piedras preciosas e incluso metales.

También se perforaban y distendían con expansiones los lóbulos, los labios y el cartílago nasal para portar colgantes y bezotes.

Sin embargo, aseguró Gómez-Valdés, la práctica más altamente difundida era el modelado cefálico con algún propósito místico. A los recién nacidos, al menos durante el primer año de vida, les colocaban en una cuna con la cabeza sujetada o les ponían una especie de gorro con tablillas para cambiar la trayectoria normal en que el cráneo iba creciendo, de manera que en la adultez la cabeza quedara con una oblicuidad hacia la parte posterior o elongada hacia arriba.

Cuando Mesoamérica fue conquistada, todos esos tipos de modificación corporal fueron prohibidos porque los españoles los consideran prácticas paganas o profanas. El modelado encefálico, que duró hasta el siglo XIX, se practicó en África y Europa, pero no de manera tan común como en América.

En el Norte de México, entre los grupos de chichimecas, como lo prueban los tatuajes encontrados en los restos momificados de la Cueva de la Candelaria. Analizados por el arqueólogo Jesús Nares en 1988, los describió como “conjuntos de líneas, puntos y bandas de color negro, localizados en brazos, piernas y rostros de individuos de ambos sexos”.

A pesar de las referencias escritas y de las representaciones de tatuajes en códices, cerámica y piedra, en el caso concreto del tatuaje mesoamericano, las evidencias de su uso en tiempos prehispánicos se encuentran en restos humanos preservados y aunque la evidencia física es muy escasa, la más contundente hasta el momento es la de esta momia.




Especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) acudieron a estudiar la pieza y determinaron que la momia probablemente era parte de la cultura ñuiñe y se trataba de una mujer de alta jerarquía, pues sólo las personas con alto rango podían ostentar tatuajes.




05 La Princesa Siberiana de Ukok

Cultura: Pazyryk
Ubicación: Ak–Alakha, Rusia
Momento histórico: 400–200 a.C.
Antigüedad: 2,500
Posición social: Sanadora o adivina

Apodada la Dama de Hielo o la Princesa de Ukok, por la gélida meseta donde fue encontrada en la intersección de Rusia, Mongolia, China y Kazajistán en el año 1993 apareció en la región soviética de Altái, en Siberia, una momia tatuada del siglo V a.C. que perteneció a la cultura Pazyryk, en un magnífico estado de conservación.

Polosmak y su equipo dieron con una auténtica rareza. Se toparon con un enterramiento intacto gracias al permafrost que lo cubría perteneciente a una mujer de 2.500 años de antigüedad que los pazyryks habían inhumado no como concubina, sino por méritos propios. Estaba “bellamente tatuada”, como recuerda un informe de la Unesco, y escoltada por los cuerpos de dos guerreros y seis caballos, “vestía algunas de las prendas femeninas más antiguas que se hayan descubierto de una sociedad nómada”.

El hallazgo de la tumba de la doncella de hielo fue un hito fundamental y aún hoy siguen actualizándose las investigaciones gracias al grado de conservación excepcional de la momia.

Cámara funeraria con el tronco ahuecado en el que yacía la momia de la mujer. Montículo 1, cementerio Ak-Allah-3. El Museo del Instituto de Arqueología y Etnografía (IAET, SB RAS)
Cámara funeraria con el tronco ahuecado en el que yacía la momia. Montículo 1, cementerio Ak-Allah-3. Museo del Instituto de Arqueología y Etnografía (IAET, SB RAS)

El hombro izquierdo de la mujer tiene un tatuaje que representa un animal mítico. Es un ungulado con pico de pájaro; tiene cuernos semi-abstractos de cabras montesas y ciervos, coronados con cabezas de grifo. El animal en sí está representado con un cuerpo "retorcido". Esta representación es típica de los tatuajes Pazyryk, cuyo tema principal son los depredadores que luchan contra ungulados. Ambos se pueden representar de manera realista o imaginativa; se pueden encontrar imágenes similares en otras muestras de arte de Pazyryk; aplique de fieltro y tallado en madera.
La Princesa tiene tatuajes en los brazos, pecho, espalda y una pierna, compuestos por grecas, formas tribales y dibujos de animales mitológicos. Son tatuajes abstractos y complejos muy elaborados y hermosos, casi como cualquier diseño moderno.

Las imágenes de los animales fantásticos y reales que utilizaron son el lenguaje con el que expresaban sus pensamientos y creencias, al tiempo que definían su posición social y su lugar en el mundo. Cuanto más grandes y más espacio ocupaban los tatuajes en el cuerpo indicaban mayor edad y mejor estatus social.

Se cree que fueron hechos con fines terapéuticos, ya que varias tribus siberianas en la actualidad practican tatuajes parecidos para aliviar el dolor de espalda, aunque también eran utilizados como medio de identificación personal, pues se creía que serían de gran ayuda en la otra vida, facilitándoles el reconocimiento de la familia y el clan en el encuentro más allá de la muerte.

Izquierda: tatuajes de mujer. Túmulo 1, lugar de enterramiento de Ak-Alakha-2. Dibujado por E. Shumakova. Arriba a la derecha: tatuaje en el hombro de un hombre. Túmulo 3, sitio de entierro Verkh-Kaldzhin-2. Tatuaje de hombre. Segundo túmulo funerario de Pazyryk

Totalmente vestido: así es como el cuerpo momificado de la mujer del kurgan 1 del cementerio Ak-Alakha 3 llegó ante los arqueólogos. Las manos de la mujer parecían increíblemente "vivas". Foto de V. Mylnikov

Las momias en las que la gente de Pazyryk convirtió a sus muertos son evidencia de un antiguo ritual, demostrando vívidamente la actitud de esas personas hacia la vida, la muerte y la inmortalidad. Las momias Pazyryk son un fenómeno cultural excepcional, una antigua tradición iraní preservada milagrosamente hasta el día de hoy. Los reyes persas y escitas deben haber sido momificados de la misma manera que ellos.

Hace 25 siglos tenía 25 años y, según el diario Pravda, era “muy posiblemente una sanadora o una adivina”. Sin embargo, hoy en la pequeña República de Altái prefieren llamarla princesa. Y es que esta momia enterrada en el sur de Siberia en el siglo V a.C. por la cultura pazyryk se ha convertido en un símbolo de identidad nacional.

En vida era una joven rubia, de piel pálida, vivió en el siglo V a. de C. y murió a finales de primavera de un cáncer que la mantuvo en cama por meses. Su cuerpo había sufrido una osteomielitis pero cuando tenía poco más de veinte años, desarrolló otra enfermedad grave, el cáncer de mama, que la estaba devorando durante los últimos cinco a siete años de su vida. Se calcula que llegó al campamento de Ukok en invierno, en el mes de octubre en estado crítico de salud con dolores severos y pérdida de fuerza física. En términos modernos, tenía la última etapa terminal del cáncer de mama. Esta etapa se caracteriza por dolores severos y el nivel más alto de intoxicación que conduce a la pérdida de fuerza física.

En el hielo se encontró una bóveda de alerce, y detrás de su pared norte había seis caballos con hermosos arneses, decorados con numerosas representaciones de grifos en madera, cubiertos con láminas de oro, con mantas de fieltro y borlas tejidas con hilos de lana.

Su cuerpo momificado estaba relleno de raíces y hierbas, llevaba la cabeza afeitada cubierta por una peluca oscura de pelo de caballo y una decoración tallada en madera recubierta de metal. Se encontraba recostada sobre el lado derecho, ligeramente flexionadas las rodillas y las manos cruzadas sobre el vientre, dentro de un tronco de alerce hueco con apliques de cuero que representaban ciervos con enormes cuernos ramificados y la cubierta cerrada con clavos de bronce.

En el suelo de la cámara funeraria, cubierta con una alfombra de fieltro, había dos mesas de madera con trozos de carne con una navaja de hierro clavada en uno de ellos, vasijas de cerámica, cuernos y madera llenos de bebidas, un pequeño espejo de metal pulido, semillas de cannabis, que debió inhalar para rebajar sus terribles dolores en vida, un cuerno de yak y varios platos, claramente la joven iba camino a la fiesta de los dioses.

Totalmente vestido: así es como el cuerpo momificado de la mujer del kurgan 1 del cementerio Ak-Alakha 3 llegó ante los arqueólogos. Las manos de la mujer parecían increíblemente "vivas". Foto de V. Mylnikov

A partir de los hallazgos, se cree que la mujer falleció en enero o marzo. En cualquier caso, no murió inmediatamente por una herida en la cabeza, lo que la habría librado del dolor y el sufrimiento. En cambio, debe haber vivido otros tres a cinco meses postrada todo el tiempo. Aquí, entonces, es muy apropiado recordar cómo el conocido investigador del chamanismo Yakut AA Popov describió los últimos días de los chamanes, asegurando que por lo general morían con un dolor terrible.

El Profesor Rudenko de la Universidad de Leningrado investigó una serie de kurganes que no habían sido saqueados por ladrones de tumbas. Los inspeccionó a partir de los años veinte del siglo pasado y, con gran éxito, de 1945 a 1949. Al respecto de la tumba de la princesa dijo que el suyo fue “uno de los hallazgos más importantes del siglo en el contexto de la disciplina arqueológica”, afirmaría C. C. Lamberg-Karlovsky, colega suyo en Harvard, pues fue a un área inexplorada y allí descubrió la cultura pazyryk. La alfombra de lana más antigua que se haya encontrado y un imponente carro fúnebre de tres metros de altura se contaron entre los objetos desenterrados por Rudenko.

Los habitantes de la meseta asiática central de Ukok fueron nómadas muy belicosos de origen indoeuropeo. La estética de sus tumbas y tatuajes, el caballo como eje de su estilo de vida o fumar cannabis con fines rituales fueron algunos de los rasgos que compartieron con otros pueblos ya que itineraron entre Oriente Medio, Asia central y el Lejano Oriente, y tuvieron trato con civilizaciones tan distantes como la persa, la india y la china, a juzgar por los objetos en su poder.

La princesa vestía algunas de las prendas femeninas más antiguas descubiertas en una sociedad nómada. Había sido enterrada hace más de 2400 años en un ataúd creado a partir del tronco ahuecado de un árbol. Poco después del entierro, la lluvia helada aparentemente inundó la tumba y todo el contenido de la cámara funeraria se congeló. El cuerpo que se encontró era el de una mujer joven cuyos brazos habían sido tatuados con diseños que representan criaturas míticas.

Los pazyriks son, de algún modo, los escitas de Siberia. Olían a cáñamo, cilantro y ziziphora. Presumiblemente tenían el hábito de inhalar los vapores del cáñamo ardiente, lo que producía un ligero efecto narcótico. El cilantro lo guardaban en bolsas y almohadas para aromatizar y aliviar el hedor.
“Los tatuajes se usaban como medio de identificación personal, como un pasaporte ahora, por así decirlo. Los Pazyryk también creían que los tatuajes serían útiles en otra vida, facilitando que las personas de la misma familia y cultura se encontraran después de la muerte”                  -Dr. Polosmak.
Nikolai Lilin, en el congreso internacional celebrado en Roma “En la piel: símbolos, identidad e historia de los signos corporales” (2013), proporciona información básica sobre el tipo, realización y significado de los tatuajes siberianos. “Nunca se habla del significado del tatuaje”, dice, “Los tatuajes se hacían para sustituir las palabras. Preguntarle a alguien qué significan sus tatuajes supone ofenderlo”. Según sus estudios y experiencia como tatuador, las funciones conocidas de ese arte en el área geográfica siberiana vienen a ser de pertenencia, alto grado de simbolismo, vía de comunicación de una determinada historia. Además, apunta que habría que diferenciarlo del ‘tatuaje criminal ruso’, aunque éste pueda ser identificado como una tradición que haya condicionado la evolución de significados. (Ciabattini, 2013)

Pero, ¿qué hizo que los miembros de la tribu primero cuidaran de la mujer enferma y luego la enterraran de una manera que rara vez se enterraba a las mujeres en esa sociedad, con todos los honores? Los resultados de la tomografía computarizada de la momia apoyaron la hipótesis de que la mujer había disfrutado de un estatus especial y era alguien a quien podemos llamar Elegido de los Espíritus. La hipótesis también fue apoyada con nuevos hechos.

A partir de numerosas fuentes etnográficas, es bien sabido que el nacimiento de un chamán está precedido por una enfermedad prolongada de la persona. Ya a finales del siglo XIX, algunos científicos afirmaron que el chamanismo indoeuropeo había nacido de una enfermedad real; sólo más tarde los chamanes empezaron a caer en un verdadero trance (Wilke, 1887).

Podemos suponer que fue la enfermedad en desarrollo la que formó la base del llamado de la “mujer de Ukok”, lo que limitó sus habilidades físicas pero amplió su capacidad de concentración interior y meditación, y la hizo comportarse ascéticamente. La enfermedad, que tenía un origen sobrenatural inexplicable y provocó un sufrimiento insoportable, podría haberla hecho destacar entre la multitud. M. Eliade lo describió vívidamente de la siguiente manera: “Ella experimentó lo sagrado con mayor intensidad que el resto de la sociedad” (Eliade, 1964). Además, tenía algunos rasgos personales sobresalientes, que se habrían vuelto evidentes de todos modos. Sin lugar a dudas, lo que tratamos aquí es una clara combinación de rasgos de carácter únicos con las consecuencias de una enfermedad grave.

Lo que merece especial atención es que pudo haber usado analgésicos, con evidentes consecuencias. En las culturas antiguas que dejaron evidencia escrita, las siguientes sustancias se usaron como analgésicos: vino, opio, hachís, beleño, extracto de mandrágora, lobo y cáñamo indio (Mirskiy, 2000). La gente de Pazyryk estaba familiarizada con el cáñamo y sus propiedades. Las semillas de cáñamo descubiertas en los entierros "reales" se utilizaron en el ritual como incienso.

La inhalación constante de vapor de cáñamo parece haberse convertido en una necesidad imperiosa para la mujer (Polosmak, Trunova, 2004), y a menudo se encontraba en un estado de conciencia alterada. Cuando estaba en tal estado, las almas de los predecesores muertos, los espíritus y los dioses podrían haber hablado a través de ella. Tales habilidades y conocimientos, adquiridos a nivel subconsciente bajo la influencia de drogas alucinógenas (en este caso, cáñamo), fueron muy valorados por esa sociedad. Las visiones de éxtasis de la mujer probablemente harían que otros pensaran en ella como una criatura excepcional, seleccionada y necesaria, que actuaba en beneficio de la sociedad en su conjunto. Ella pudo haber sido útil y necesaria para la gente en este papel particular de Elegida de los Espíritus. Esta fue la razón por la que la tribu la cuidó hasta su último aliento.

La momia es ampliamente conocida por la mayoría diferentes nombres- también se la llama Ochy-bola, Ak-Kadyn (Dama Blanca) y así sucesivamente. Está rodeada de una gran cantidad de supersticiones, leyendas, conjeturas y batallas políticas, a pesar de que este no es el único hallazgo relacionado con la cultura Pazyryk. Pero la Princesa de Altai emergió del olvido con mucha eficacia y no sola, sino junto con un fragmento revivido de su mundo. Pero no se revelaron todos los secretos. Si bien pertenecía a la nobleza de la sociedad Pazyryk, de alguna manera era diferente del resto.

Para la gente de Altai ella representa a sus ancestros y la conocen como la Princesa Kadyn o Kydyn. El tatuaje de su brazo oculta una información que todavía no ha sido desvelada. Creen que la mujer era una sacerdotisa y que falleció voluntariamente para proteger a la Tierra de los malos espíritus. Durante 19 años está momia estuvo siendo estudiada y gracias a las peticiones de la población autóctona del lugar donde se encontró, la momia «ha vuelto a casa» en el año 2012. Ellos la consideran como la guardiana de la memoria genética de sus ancestros. Piensan que sus tatuajes contienen una información importante para la humanidad pero que aún no han sido descifrados porque en cierta manera no ha llegado el momento de saber lo que esconden. Valoran a esta momia como una mítica guerrera o incluso como una bruja y piensan que su sueño nunca debió ser interrumpido porque esto ha provocado que haya habido numerosas desgracias en la zona. Lo más grave fue el terremoto que sacudió sus tierras en el año 2003 y destruyó más de 2000 casas. 

Actualmente está en el Republican National Museum de la capital de la república de Altái. Reposa en un mausoleo dentro de un sarcófago de cristal donde puede ser observada.




04 Señor de Kankán

Cultura: Chavín
Ubicación: El Rosal, Perú
Momento histórico: 900-200 a.C.
Antigüedad: 2,922 años
Posición social: Personaje de autoridad en el pueblo

Una momia enigmática, fiestas paganas, aguaceros bíblicos y el mismísimo diablo con cuernos y ojos maléficos convergen en un remoto paraje de la sierra liberteña.

Los Restos Arqueológicos de Kankán está situado a 2 km dirección Suroeste del Distrito de Julcán. Su extensión es 5 hectáreas aproximadamente y comprende dos áreas: la parte baja, donde se encuentran restos arqueológicos que dan la impresión de haber sido viviendas, construidas de piedra y barro, muestran paredes hasta de 120 mts de altura; en la parte superior, encontramos un conjunto de estructuras cercadas por una muralla de piedra labrada.

Ahí reposa una serie de restos arqueológicos, así como una momia que corresponde a un personaje de la época preincaica.

Esta evidencia fue encontrada por casualidad por el poblador Marín Ramírez Zavala en el caserío El Rosal, el 5 de noviembre de 1985. Encontró a la momia dentro de sus terrenos, debajo de una enorme piedra.

En la separata obtenida por el señor Marín, se revela que en esos tiempo se desarrolló la cultura chavín y que por las construcciones en la cima del cerro entre piedra y barro cerca al lugar que fue encontrada la momia pertenece a esa cultura, porque no ha sido un inca, sino un preinca. Esto queda demostrado por el tejido blanco porque ellos no tenían conocimiento sobre el tejido de colores; es así que se comprueba que la momia vivió en esa época.

La momia de Kankan fue un personaje o autoridad muy importante en el pueblo de Julcán, puesto que muestra un tatuaje en cada una de sus extremidades superiores y fue hallado envuelto en textiles finos y rodeado de cadáveres y mucha cerámica.

El nombre original de El Rosal era Kankán, una palabra quechua que significa piedra sobre piedra y que la lengua de los pobladores tal vez congelada por los crudos inviernos deformó con el tiempo en kakán. La momia aún preserva el nombre aborigen del lugar.

Tatuajes de la momia de Kankan

El llamado Señor de Kankán se trata de un adulto joven, de sexo masculino, aparentemente sin lesiones y en posición fetal. Le faltan los cinco dientes de adelante y las costillas parecen zafadas. Lo poco que se sabe es que vivió hace ocho siglos, que medía 1.72 y que al morir era apenas un joven de 20 años. La piel seca todavía recubre la mayoría de los huesos.

La fiesta patronal de honor a la Momia de Kankan se celebra en el mes de abril. En esta celebración ancestral y social asisten muchos turistas extranjeros y pobladores de la zona para rendir devoción a la momia por darles buenas cosechas y sanar a personas que hayan estado enfermas.

Los Restos Arqueológico de Kakán, es el único en registrar, hasta ahora, el hallazgo de una momia asociada a otros elementos como restos óseos humanos, fragmento de cerámicas y textiles, los cuales se encuentran protegidos por el Patronato del Señor de Kakán, administrado por el Sr. Marín Ramírez Zavala y familia, registrado en SUNARP de Otuzco, se organizó este patronato para que así trabajen de manera unida y consciente; lo conforman 18 familias.

En octubre de 2020, se anunció que se creará un museo arqueológico en Julcán con el fin de proteger y exhibir a las Momias de Kankan, descubiertas en la provincia en 1985.





03 Amunet

Cultura: Dinasía XI (Nebhepetre Mentuhotp II)
Ubicación: Deir el-Bahari, Tebas, Egipto
Momento histórico: 2055–2004 B.C
Antigüedad: 4,077 años
Posición Social: Sacerdotisa de Hathor
«Hemos sido capaces de identificar docenas de tatuajes en una momia ya registrada en 2017, que muestra la imaginería de símbolos religiosos, motivos florales y animales relevantes para la cultura egipcia como la vaca o la diosa Hathor"
- Arqueóloga Anne Austin ( Universidad de Missouri-St. Louis)
Una de las momias tatuadas mejor conservadas es Amunet, quien se cree fue una sacerdotisa de la diosa Hathor (diosa del amor y la fertilidad). Es otra de las momias más antiguas encontradas en Egipto y fue descubierta en Deir El-Madina, muy cerca al Valle de los Reyes en Luxor, Egipto.

Los estudios científicos y arqueológicos revelan que Amunet se remonta al Imperio Nuevo, que se prolongó desde el año 1.300 y el 1.070 aC e incluyó las dinastías de faraones XVIII, XIX y XX. También determinaron que murió cuando tenía entre 25 y 34 años.


Esta momia, lleva tatuados motivos geométricos compuestos de líneas y puntos que pueden ser observados a simple vista. Estos tatuajes estaban alrededor del vientre y de los senos, por lo que se cree que se consideraban símbolos de fertilidad. Así mismo, con las líneas y puntos formaban formas romboidales que representaban el poder femenino primitivo del universo y la maternidad.

Ella presenta los tatuajes más elaborados encontrados hasta el momento en un cuerpo de la época, su variedad y cantidad podría indicar que ocupaba un cargo religioso distinguido en la corte del faraón. Sus dibujos en forma de cruz son los únicos de cuya existencia hay constancia hasta ahora. Además, varios de los adornos parecen jeroglíficos utilizados en la escritura egipcia antigua.

Tiene tatuados flores de loto, vacas y monos babuinos, además del ojo de Horus. Los símbolos en la garganta y los brazos pueden haber tenido la intención de dar a la mujer una especie de poder mágico mientras cantaba o tocaba música durante los rituales de Hathor.
Destacan entre los tatuajes los llamados ojos ‘wadjet’: posibles símbolos de protección contra el mal que adornan el cuello, los hombros y la espalda.
La momia tiene 30 tatuajes en el cuello, la espalda y los hombros, detalló en un comunicado el secretario general del Consejo Supremo de Antigüedades de Egipto, Mustafa Waziri, y estos "no tienen precedentes", ya que otras momias sólo presentan sencillos dibujos geométricos, puntos y líneas.


Algunos tatuajes son más tenues que otros, esto indica que tal vez algunos se hicieron en diferentes momentos, lo que sugiere que la situación religiosa de la mujer aumentó con la edad.

Esta momia, se encuentra actualmente en el Museo de El Cairo, Egipto. La momia se ha mantenido en los pasados cuatro años en la tumba donde fue hallada en Luxor, para que permanezca en las mismas condiciones atmosféricas de hace 3.000 años, agregó el Ministerio.




02 Momias de Gebelein - El Antiguo Egipto

Cultura: Nagada II
Ubicación: Egipto
Momento histórico: Periodo Predinástico entre el 3351 al 3017 a.C.
Antigüedad: 5,300 años
Posición social: 

Descubiertas en el año 1900, las bautizaron como Momias de Gebelein, por la región donde las hallaron, en Gebelein, al sur del Alto Egipto, a unos 40 kilómetros de lo que hoy se conoce como Lúxor, una población situada en la ribera oriental del río Nilo.

Las cuevas en las que estaban no eran muy profundas ni tenían unas condiciones especiales para su conservación, pero gracias al calor, la salinidad y la aridez del desierto han llegado en muy buenas condiciones hasta nuestros días.

Los resultados de radiocarbono indican que vivieron entre 3351 y 3017 a. de C., poco antes de que la región fuera unificada por el primer faraón alrededor del 3100 a. de C.

Estos cuerpos momificados naturalmente son del periodo predinástico de Egipto, la era anterior a la unificación del país por el primer faraón alrededor del 3100 aC. La piel de estas momias, que ahora están en posesión del Museo Británico, fueron re-analizadas como parte de un proyecto en curso para reexaminar artefactos valiosos. Así fue que se dieron cuenta de que estaban tatuadas.

Ambos individuos datan de entre el 3351 a.C. al 3017 a.C., lo que los convierte en unos de los primeros humanos tatuados. El siguiente ejemplo conocido de antiguos egipcios con tatuajes no aparece hasta más de un siglo después. Solo Ötzi, el «hombre de hielo», momia alpina que data del 3370 a.C., tiene ejemplos más antiguos de tatuajes, pero sus tatuajes son líneas verticales u horizontales, en lugar de figurativas, que es realmente lo sorprendente de este hallazgo.

Así, estas momias egipcias de 5000 años tienen los ejemplos más antiguos conocidos de tatuajes figurativos, o tatuajes que representan imágenes: ovejas, toros y líneas misteriosas. Son diseños que solo se creían posibles en momias mucho más recientes. Incluido el ejemplo más antiguo conocido de tatuajes femeninos. Los hallazgos completos se han publicado en la revista especializada en arqueología 'Journal of Archaeological Science'.
Parece increíble pero demuestra que los tatuajes en África aparecieron 1,000 años antes de lo que pensábamos"
-Daniel Antoine, (Autores principales del trabajo de investigación y el curador de Antropología Física del Museo Británico)
Además, previamente los arqueólogos creían que solo las mujeres que vivieron durante el periodo predinástico del antiguo Egipto, entre el 4000 a.C. y el 3100 a.C., llevaban tatuajes. Esta teoría se basaba en estatuillas que representaban a mujeres tatuadas, pero este hallazgo demuestra que ambos sexos se decoraban el cuerpo de esta manera.

Ambas momias tienen imágenes tatuadas en la dermis, la parte más gruesa de la piel, y la tinta estaba hecha de algún tipo de hollín. Anteriormente se había sugerido que los instrumentos de cobre descubiertos en regiones cercanas podrían haber sido herramientas para hacer tatuajes.

Estas imágenes suponen el primer ejemplo de tatuajes que imitan los motivos empleados en el arte. Las imágenes tatuadas en el hombre y la mujer parecen tener una importancia simbólica, pero los arqueólogos no están seguros de su significado exacto.

El Hombre de Gebelein, es una momia de piel blanca con cabello rubio y ondulado, hallado en 1900 en el cementerio de Gebelein, al sur de Luxor y según los estudios científicos, tiene una antigüedad de 3.500 años aC, se cree que pertenece al Periodo Predinástico dentro de la cultura egipcia, entre el 3.500 y 3.200 aC. más específicamente al pueblo de la cultura Nagada II, que vivió antes de los primeros faraones y eran hombres de apariencia caucásica.

Ha estado en exhibición en el Museo Británico desde su descubrimiento hace unos 100 años. Las tomografías computarizadas mostraron que era un hombre joven (18-21 años de edad) cuando murió de una herida de arma blanca en la espalda, hecho evidenciado por un corte en el hombro y las magulladuras en una de sus costillas.

Unas manchas oscuras en su brazo, que se veían como débiles marcas bajo la luz natural, habían permanecido sin examinar. La fotografía infrarroja reveló recientemente que estas manchas eran, de hecho, tatuajes de dos animales con cuernos que se superponían un poco:

Un toro salvaje que parece ser un arruí (Ammotragus lervia) con rabo largo y astas bastante elaboradas y el otro parece un carnero u oveja de Berbería con los cuernos y espalda arqueadas, creyéndose que los llevaba como símbolo de poder o fuerza.

Ambos animales son bien conocidos en el arte egipcio predinástico. Los diseños no son superficiales y se han aplicado a la capa de la dermis de la piel, el pigmento se basa en el carbono, posiblemente algún tipo de hollín.
«La oveja se solía usar en el periodo predinástico egipcio y todavía no entendemos del todo su significado, mientras que el toro tiene que ver con la virilidad masculina y la posición social» -Daniel Antoine, Conservador del Museo Británico
Por su parte, la Mujer de Gebelein tiene tatuados una serie de cuatro pequeños motivos en forma de ‘S’ que se extiende verticalmente sobre su hombro derecho. Debajo de ellos, en el brazo derecho, hay un motivo lineal que es similar a los objetos sostenidos por figuras que participan en actividades ceremoniales en cerámica pintada del mismo período.

Puede representar un pentagrama torcido, un símbolo de poder y estatus, o un bastón o badajo utilizado en los bailes rituales. El motivo 'S' también aparece en la decoración de cerámica predinástica, siempre en múltiplos.

Sobre el significado de los tatuajes de ella, «No creo que haya ninguna explicación buena por ahora», afirma Antoine. «Se supone que destaca algo, pero no sé por qué. Quizá intenten llamar la atención sobre el bastón torcido que hay debajo. Era una época anterior a la escritura, por lo que solo podemos establecer paralelismos». Algunos estudiosos creen que estos tatuajes de la mujer indican que era una persona con conocimientos religiosos o de la clase alta.

Utilizando tecnología infrarroja, se identificaron tatuajes figurativos de un toro salvaje y una oveja en el brazo superior de una momia masculina, mientras que se identificaron motivos lineales y en forma de ‘S’ en la parte superior del brazo y el hombro de una momia femenina. Estos son los tatuajes más antiguos que se han encontrado en un individuo femenino. Están datados entre el 3351 y el 3017 aC.
"El uso de los últimos métodos científicos, incluida la exploración por CT, la datación por radiocarbono y la obtención de imágenes por infrarrojos, ha transformado nuestra comprensión de las momias de Gebelein. Solo ahora estamos obteniendo nuevos conocimientos sobre las vidas de estos individuos notablemente preservados. Increíblemente, con más de 5.000 años de edad, han retrasado la evidencia del tatuaje en África en un milenio" - Daniel Antoine, Experto en Antropología Física del British.
Los arqueólogos creen que los tatuajes indicarían un determinado estatus dentro de la comunidad, valentía o incluso que estos dos individuos poseían cierto conocimiento mágico cuando estaban vivos.

En torno al año 3000 a.C., la tradición del tatuaje se hizo muy común en el Antiguo Egipto. Eran las mujeres quienes más solían llevarlos. Los símbolos más comunes eran el escarabajo, el cual se cree simboliza poder y trascendencia; la cruz ansada, la cual representa la vida eterna; y el ojo de udjat, relacionado con la salud y con el volver a la vida.

Estas momias demuestran que el tatuaje se practicó por hombres y mujeres durante el período predinástico de Egipto (4000-3100 aC). Como los motivos figurados tatuados más antiguos conocidos, se suman a nuestra comprensión de la gama de posibles usos de los tatuajes en los albores de la antigua civilización egipcia y ampliar nuestra visión de la práctica del tatuaje en la prehistoria.


01 Ötzi

Cultura: Tamins–Carasso–Isera
Ubicación: Los Alpes de Ötztal, Italia
Momento histórico: 3370-3100 a.C.
Antigüedad: +5,390 años
Posición Social: pastor o un jefe en Europa de la Edad del Cobre

Es la momia natural más antigua de Europa. Vivió en la Edad del Cobre hace 5,300 años. El cuerpo fue descubierto el 19 de septiembre de 1991 en la frontera entre Italia y Austria, a una altitud de 3,200m en los Alpes de Ötztal (de ahí viene su apodo), por unos excursionistas en los Alpes que se desviaron del sendero y se encontraron con medio cuerpo fuera de la nieve.

Ötzi fue momificado por congelamiento, ya que permaneció a -40 grados durante 5,300 años.
Los tatuajes de Ötzi fueron hechos a partir de pequeños cortes que luego se frotaban con carbón. Esto ha llevado a algunos estudiosos a pensar que sus tatuajes eran una especie de acupuntura primitiva.
En la cueva de Aurignac, en Francia, se encontraron huesos terminados en punta que se cree que fueron utilizados para hacer las marcas en la piel.

El delicado espécimen se mantiene actualmente en una bóveda con temperatura controlada bajo cero en el Museo de Arqueología del Tirol del Sur que está fuera del alcance del público. Ötzi, de quien se conserva su piel, órganos, vestimenta, herramientas e incluso sus alimentos de la víspera de su muerte, tiene 61 tatuajes.
Los tatuajes de Ötzi tienen formas de puntos, líneas y cruces acomodados en pequeños grupos entre su muñeca izquierda, piernas, tobillos y espalda baja. La tinta está hecha de hollín, y es posible que los tatuajes se hayan hecho con fines terapéuticos, ya que tenía muchos problemas de salud.
Son rayitas, cruces y puntos realizados en las partes de su cuerpo donde, todo parece indicar, tenía artritis. Se cree que podrían ser parte de un incipiente tratamiento, una especie de acupuntura para tratar sus dolencias, que en los alpes ítalo-austriacos debieron ser insufribles.

Lineas en la espalda de Ötzi 

Una investigación de 2019 sobre los tatuajes de Ötzi, ofrece un panorama de la vida en la Europa de la Edad del Cobre. Los puntos y rayas en la piel de la momia corresponden con los puntos comunes de la acupuntura, lo que sugiere que las personas tenían un conocimiento sofisticado del cuerpo humano y quizás utilizaron los tatuajes para aliviar dolencias físicas como dolor en las articulaciones.

Ötzi, el "Iceman" de 5300 años descubierto congelado en los Alpes italianos en 1991, fue un desastre médico. Sus dientes se estaban pudriendo, tenía un virus estomacal muy fuerte y sus rodillas comenzaban a degenerarse, sin mencionar la flecha en su espalda que probablemente lo mató. 

Ahora, un nuevo estudio concluye que las hierbas y los tatuajes que parece haber usado para tratar sus dolencias pueden haber sido comunes en esta época, lo que sugiere una cultura sofisticada de atención médica en este momento de la historia humana.

Estudios previos han encontrado que Ötzi llevaba una serie de medicamentos sospechosos, ya sea en él o en él. Sujetado a bandas de cuero en su equipo, los investigadores encontraron el hongo polypore del abedul, que el hombre de hielo pudo haber usado para calmar la inflamación o como antibiótico. Los científicos también encontraron helecho en su estómago, que puede usarse para tratar parásitos intestinales como la tenia. 
Ötzi estaba cubierto con 61 tatuajes, incluidos puntos alrededor de las articulaciones, que algunos investigadores creen que pueden haber sido utilizados como tratamiento del dolor similar a una forma temprana de acupuntura.
En el nuevo estudio, los científicos observaron más de cerca los tatuajes de Ötzi. Algunas líneas y puntos están directamente sobre su muñeca y tobillos que padecían enfermedades degenerativas, y muchos corresponden a puntos de acupuntura tradicionales,  (International Journal of Paleopathology).

Todo esto, combinado con el uso sofisticado de plantas y hongos para tratar dolencias, sugiere que Ötzi era parte de una cultura con cierto conocimiento de anatomía. Habría llevado mucho tiempo producir las marcas, y esta práctica sofisticada, junto con la variedad de hierbas y medicinas, probablemente se habría desarrollado a través de un enfoque dedicado y sistemático de prueba y error que se transmitió de generación en generación en la sociedad. en el que vivió Ötzi.


 

"No debemos olvidar los roles culturales que han jugado los tatuajes durante milenios. Los tatuajes cosméticos, como los de la momia Chinchorro, y los tatuajes terapéuticos, como los del Hombre de Hielo, existen desde hace mucho tiempo. Esto demuestra que el deseo de adornar y curar el cuerpo con tatuajes es una parte muy antigua de nuestro pasado y cultura humana”.
-Lars Krutak. Investigador asociado del Departamento de Antropología del Museo Nacional de Historia Natural del Smithsonian


Fuentes consultadas:


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